miércoles, 27 de mayo de 2009

EL INSOMNIO

Para el insomne, dormir puede ser una pesadilla, ya que no logra descansar las horas que su cuerpo necesita. Mejorar los hábitos del sueño es un primer paso.

Dormir, igual que respirar o comer, es una necesidad vital. Los sistemas fisiológicos más importantes de nuestro organismo, como la actividad cardíaca, la secreción de hormonas o el sistema inmunitario, están influidos por el sueño; es más, durante las horas de sueño se fabrican intensamente nuevas células, sobre todo de la sangre y de la piel. De ahí la importancia de dormir un número mínimo de horas diarias. La cantidad depende de cada persona: mientras que a unos les vale con cinco, otros necesitan nueve o hasta diez horas.

El problema de los insomnes es, precisamente, que no alcanzan a dormir, en buenas condiciones, el mínimo número de horas que su organismo necesita. Y esto se traduce inevitablemente en una serie de trastornos que deterioran su calidad de vida.

Un problema frecuente

Se calcula que uno de cada tres adultos tiene o ha tenido problemas de insomnio en mayor o menor grado: a veces cuesta iniciar el sueño, a otros, les cuesta mantenerlo de forma continuada durante la noche, o bien se despiertan demasiado pronto. Estos síntomas se traducen en una estructura del sueño alterada. El resultado es un sueño poco reparador, lo que se traduce en somnolencia durante el día, cansancio, dificultad para concentrarse, irritabilidad, ansiedad y poco rendimiento en el trabajo.

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